domingo, 4 de marzo de 2007

DETRÁS DE LA RECETA


EL PUNTO DE VISTA DE LOS AUTORES DE LA SERIE

Para lo autores, “El Huevo” representa la oportunidad de colocar en lenguaje televisivo sus miradas inconformistas sobre las formas de vida que han traído aparejadas el crecimiento económico, la modernidad cultural y la globalización.
Agregando además un formato novedoso para Chile, como es el docucom utilizado en la serie “La Oficina” de factura inglesa.

En una sociedad donde el factor de integración social es el mercado, donde la ética del consumo y el exitismo es la socialmente valorada, así como donde las relaciones afectivas se van diluyendo en la frivolidad y la levedad de la existencia, la paradoja y el chiste aparece en la contradicción entre la vida concreta de las personas y la moral tradicional en la cual se desenvuelven.

Escoger un lugar como libro-café pude parecer “snob” y “aspiracional”. Pero es una realidad modernizada de las antiguas fuentes de soda o bares donde nuestros padres efectuaban su vida social. Estos lugares se han expandido en el territorio urbano y a él concurren todo tipo de personajes buscando formas de identidad social o cultural. Sus motivaciones son distintas, sus discursos son diversos y sus experiencias son distintas, pero en el habitar ese espacio se reconocen como parte de un pequeño colectivo. Y descubren sus propias miserias.

En la televisión internacional existen muchos ejemplos de estos lugares (“Cheers”, “Seinfeild”, “Friends”, “Los Serrano”, etc.), donde espacios lúdicos son un microcosmos social donde se expresan las diferencias sociales y las angustias de la vida urbana.


ALGUNOS DATOS SOBRE EL FORMATO

El Mokumentary
Cuando hablamos de falso documental nos referimos a un documento que no pretende pasar por verdadero. No nos referimos a un documental fraudulento, nos referimos a un texto cuya intencionalidad es hacernos percatar sobre los débiles cimientos sobre los que construimos nuestra representación de lo real:
“La parodia del documental permite al espectador cuestionarse por qué cree en el documental” (Jordi Sánchez Navarro, El mockumentary: de la crisis de la verdad a la realidad como estilo. En: Imágenes para la sospecha. Falsos documentales y otras piruetas de la no ficción. Ediciones Glenat, Barcelona, 2001. Pág. 25).
Un falso documental no atañe tanto al objeto sobre el que “documenta, como al consumo y apropiación de la imagen. No se trata de atacar el modelo de partida, sino demostrar que somos una sociedad que prefiere las representaciones a los hechos reales.
En países como el nuestro, sometidos ya no solo a una dependencia económica, sino también informacional, cobra todavía más sentido cuestionar desde dónde nos representamos lo “real”.
Sus características
“La característica fundamental de los mockumentaries (Del ingles mock, burla) es que en todo momento existe en ellos la evidencia de la naturaleza ficcional de la pieza” (Jordi Sánchez Navarro, El mockumentary: de la crisis de la verdad a la realidad como estilo. En: Imágenes para la sospecha. Falsos documentales y otras piruetas de la no ficción. Ediciones Glenat, Barcelona, 2001. Pág. 13)
Fernando de Felipe, quizá más claro aun:
“El ironista no pretende timar a su público, sino ser descifrado por él. De la misma manera, el (falso) documentalista no aspira sino a ser reconocido en su esfuerzo por apartarse de la corrección política (y epistemológica) y hacernos reaccionar a través de la transgresión.”
Pero ante todo, lo que nos puede permitir discernir las tendencias propias del falso documental, es el análisis de los falsos documentales realizados en el mundo hasta ahora.
Quiza los más representativos “F de Fraude” de Orson Welles, “Zelig” de Woody Allen, “The Falls” de Peter Greenaway, “Forgotten Silver” de Peter Jackson y “Tribulation 99. Alien anomalies under America” de Graig Baldwin.En “F de Fraude” Orson Welles de 1973, se sientan las bases de lo que podríamos llamar un antigénero, Welles, la falsa historia “real” de un individuo dedicado a hacer falsificaciones, el “cameo” es la clave para la interpretación del filme.
“Zelig” de Woody Allen fue un experimento en 1983 que ensanchó los límites del cine, la biografía de Leonard Zelig, un hombre camaleónico, al que su mimetismo le permite estar presente en toda serie de acontecimientos históricos, recurso que posteriormente sería tomado por Robert Zemeckis para Forrest Gump. La diferencia estriba en que “Zelig” está construida como si fuese una recopilación de documentos históricos reales con entrevistas a especialistas como Susan Sontag o Bruno Bettleheim.
Tres años antes, Peter Greenaway presentaba “The Falls”, noventa y dos cápsulas biográficas de noventa y dos de los dieciocho millones de supervivientes del “Violent Unknown Event", los apellidos de los noventa y dos personajes empiezan todos con las letras FALL. El absurdo compone una llamada de atención sobre el documental reflexivo.
El más reciente de los textos fílmicos citados, es “Forgotten Silver” de 1995, una irreverente recreación de la historia del cine, donde se descubre un olvidado pionero del cine en Nueva Zelanda, quien no solo rodó una película de épica, “Salomé”, antes que “Intolerancia” de Griffith, si no que se adelantó en el desarrollo del cine sonoro y a color. La doble presencia de Peter Jackson como entrevistador del documental y protagonista de las películas de Colin McKensie pone en evidencia el engaño.
Finalmente la bizarra “Tribulation 99. Alien anomalies under America” de Graig Baldwin, recurre al found footage, es decir, la recopilación de metraje de otras películas para componer una película distinta, en “Tribulation 99. Alien anomalies under America”, el montaje permite explicar la conspiración planetaria que los extraterrestres del planeta Quetzacoalt manejan desde Centro y Sur América para tratar de apropiarse del mundo. De más está decir que el control de esas actividades es lo que ha obligado a la CIA a intervenir en los países al sur del río Grande.
Falso documental y postmodernidad
Parece claro que el fenómeno del falso documental está asociado al del pensamiento postmoderno.
El postmodernismo engloba un extenso número movimientos, artísticos, culturales y filosóficos. Se considera que su primera manifestación se dio en la arquitectura, aunque filosóficamente algunos estudiosos consideran a Nietzsche, e incluso algunos sofistas de la antigüedad clásica, como postmodernos.
Ahora bien, una de las características de la postmodernidad es la incapacidad de definir claramente sus límites en términos precisos, sin embargo es clara la influencia que en el pensamiento postmoderno han tenido descubrimientos tales como la Teoría de la Relatividad de Einsten y el Principio de Incertidumbre de Heisenberg, puesto que según Gianni Vattimo en el pensamiento postmoderno: “lo importante no son los hechos sino sus interpretaciones”.
El desarrollo de este modelo de pensamiento, donde predomina el cinismo religioso, el relativismo moral y el escepticismo, es el que engendra el fenómeno de la sociedad de la sospecha: “tanto la información como el entretenimiento televisivos han entrado definitivamente en la era de la sospecha” (Josep Lluis Fecé, El documental y la cultura de la sospecha. En: Imágenes para la sospecha. Falsos documentales y otras piruetas de la no ficción. Ediciones Glenat, Barcelona, 2001. Pág. 60).
La fórmula comunicativa es que sin imágenes el hecho no existe, y el cuestionamiento del público es sobre la veracidad de las imágenes probatorias, lo cual redunda en un escepticismo mediático, que: “En la actualidad, los abanderados del escepticismo son, sin duda, los pensadores que podríamos adscribir al llamado pensamiento postmoderno.” (Josep Lluis Fecé, El documental y la cultura de la sospecha. En: Imágenes para la sospecha. Falsos documentales y otras piruetas de la no ficción. Ediciones Glenat, Barcelona, 2001. Pág. 60).
Esto lleva a contemplar el teatro de los medios como quien asiste a una función de sombras chinas, donde el objeto permanece vedado y los espectadores deben contentarse con la hiperrealidad de la representación, según Josep Lluis Fecé: “Las imágenes, documentales o no, han devenido uno de los elementos más constitutivos de esa hiperrealidad y por lo tanto, no se refieren más que a ellas mismas.”
Las nociones de realidad, verdad y objetividad se vuelven difusas, nadie sabe donde comienza la representación, y por eso es urgente que el espejo de la realidad que ha pretendido ser la práctica documental se refleje a si mismo con tal de ubicar su aporte a la construcción de “verdad” en el imaginario social...
"El ojo de la mente comienza a ver con claridad cuando se enturbian los ojos exteriores"

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